domingo, 9 de mayo de 2010

Todo sucedió cerca de Talavera de la Reina...,

en la carretera N-V. Un
hombre, cuyas iniciales eran A.J.M., conducía bajo los efectos del
alcohol, cuando fue obligado a detenerse por una patrulla de la
Guardia Civil que estaba llevando a cabo un control rutinario de
alcoholemia.

Mientras la pareja de guardias civiles le estaba pidiendo la
documentación, tuvo lugar muy cerca de allí, a unos escasos 300
metros, una colisión entre dos vehículos.

Dicho acontecimiento obligó a los agentes a alejarse durante unos
minutos de allí para socorrer a los accidentados.

Aprovechando la circunstancia, el conductor, que presuntamente estaba
bebido, se dio a la fuga.

Cuando A.J.M. llegó a su domicilio, y tras meter el coche en el garaje
y cerrar éste con llave, le dijo a su mujer que, si alguien
preguntaba, dijera que él había pasado toda la noche en casa.

Le pidió, en definitiva, que mintiera para salvarlo de la pérdida de
seis puntos.

No obstante, tres horas después aparecieron dos agentes de la
Benemérita en su puerta.

Tanto el conductor como su cónyuge aseguraron que habían estado juntos
toda la noche en casa.

Juraron y perjuraron, hasta que los agentes les dijeron que les
mostrasen su garaje.

Allí estaba, solo y con las luces superiores aún encendidas: El coche
patrulla.

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